Los incendios siempre han sido uno de los mayores riesgos que amenazan a los edificios. El fuego puede poner en peligro la integridad tanto de las construcciones como de las personas y bienes materiales que las ocupan, y hacerlo además en muy poco tiempo con consecuencias catastróficas. Para evitarlo es necesario diseñar las edificaciones pensando en sistemas de protección y materiales que minimicen o incluso eviten los peligros del fuego, como la lana de roca.
Sistemas de protección contra el fuego en construcción
Con el paso del tiempo las medidas de protección contra el fuego en edificios han ido evolucionando y haciéndose cada vez más eficaces. En la actualidad se consideran dos tipos de sistemas diferentes que contribuyen a evitar o paliar las consecuencias de un posible incendio:
- Sistemas de protección activa: en este grupo encontramos todos aquellos sistemas destinados a detectar y extinguir posibles fuegos, como detectores de humo, rociadores, extintores, mangueras… Su objetivo es advertir del riesgo e intentar atajarlo tanto con dispositivos automáticos como con la acción humana.
- Sistemas de protección pasiva: son sistemas enfocados a la prevención del fuego y, en caso de que se produzca, a retrasar y reducir sus efectos. Funcionan solos, sin necesidad de intervención humana, por eso se consideran pasivos. A este grupo pertenece el uso de materiales de construcción con resistencia al fuego, como la lana de roca.
Comportamiento de la lana de roca ante el fuego
Las lanas minerales son el único material aislante que cumple una triple condición: funcionan como aislamiento térmico, acústico y contra el fuego. En concreto, la lana de roca presenta una especial resistencia ante incendios que la convierte en un material muy usado para la protección pasiva de edificios. Algunas de las propiedades que hacen esto posible son:
- Es ignífuga/incombustible. Su reacción al fuego es muy buena, ya que las llamas no prenden en este material gracias a su estructura de fibras multidireccionales y su composición inorgánica. Esto hace que los productos de lana de roca cuenten con las mejores certificaciones de inflamabilidad, como la Euroclase A1.
- Aísla térmicamente. La baja conductividad de la lana de roca también ayuda en la contención de los incendios. Su presencia dificulta la transmisión del fuego de un sitio a otro, ya que actúa como barrera soportando temperaturas de hasta más de 1000ºC.
- No genera humos, gases tóxicos ni partículas incandescentes. Gracias a su incombustibilidad, la lana de roca no emite humos, gases ni partículas en llamas lo que facilita enormemente la evacuación y actuación de los servicios de emergencias (la visibilidad no se ve comprometida, evita la inhalación de humos tóxicos y los peligros por caída de materiales ardiendo).
- Protege a los elementos estructurales. La lana de roca puede actuar como barrera entre el fuego y los elementos estructurales, ayudando a mantener la integridad de la estructura de las construcciones, previniendo su deformación y colapso.
Sin duda, la lana de roca es uno de los mejores aislantes para ayudar a proteger cualquier edificio del fuego, sobre todo aquellos en los que más daños puede causar, como naves industriales, almacenes, recintos con grandes aforos y, por supuesto, viviendas. Si estás buscando productos de lana de roca para tu almacén que cumplan con creces esta característica, en Placomat trabajamos con Rockwool, líder mundial en fabricación de lana de roca, y con Knauf Insulation, otro reconocido fabricante de este material. ¡Ponte en contacto con nosotros y resolveremos todas tus dudas!
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