En la actualidad disponemos de gran variedad de productos en el mercado dirigidos a mejorar el aislamiento térmico y acústico de cualquier edificación. Ya hemos hablado de algunos de ellos en posts anteriores (lana mineral, poliestireno, aislantes ecológicos como el corcho…) y hoy queremos profundizar en el mundo de los aislantes reflexivos, materiales que están ganando en popularidad gracias a sus numerosas ventajas para el aislamiento.
Aislantes reflexivos: ¿cómo funcionan?
Un aislante reflexivo es un tipo de material de aislamiento bastante novedoso y que se compone de varias capas. Generalmente, las capas externas están fabricadas de aluminio o cualquier otro material que tenga propiedades reflexivas, mientras que el interior está compuesto de una estructura de burbujas, espuma o multicapas.
La peculiaridad de estos productos de aislamiento reflexivo es que están diseñados para reflejar el calor, no para absorberlo. Así, en invierno reflejarán el calor hacia adentro del edificio y en verano hacia afuera. Para alcanzar su mayor efectividad, los aislantes reflexivos deben ser colocados dentro de una cámara de aire inmóvil, lo que impide la transmisión del calor por convección y conducción, produciéndose esta solo por radiación.
Ventajas de los aislantes reflexivos
Hoy en día, el uso de aislantes reflexivos se está extendiendo cada vez más frente al de otros más tradicionales, sobre todo en las construcciones más innovadoras que buscan una mayor eficiencia y sostenibilidad, como por ejemplo las Passivhaus. Y es que sus numerosos beneficios no pasan desapercibidos entre los profesionales del mundo de los aislamientos, siendo algunos de ellos:
Conductividad térmica muy reducida
La mayoría de los aislantes reflexivos presentan unos niveles bastante bajos de conductividad térmica (debido en gran parte a sus propiedades reflectantes). Esto los hace ideales como productos aislantes.
Gran durabilidad
Los materiales de aislamiento reflexivo se mantienen intactos durante muchísimo tiempo. Además de ser muy resistentes al agua y a la humedad, son imputrescibles; es decir, no se ven atacados ni por hongos ni por bacterias, lo que les proporciona un elevado grado de salubridad.
Menor espesor sin perder eficacia
Con los aislantes reflexivos no es necesario colocar grandes espesores de aislamiento. Su estructura y materiales de fabricación hacen que solo haga falta una capa bastante fina de aislante para obtener los mismos resultados que con una de mayor grosor de otro aislamiento tradicional. Esto lo convierte en la solución perfecta para aquellos que no quieren renunciar a perder espacio habitable, ya que apenas quita centímetros a las estancias donde se instala.
Reciclable
Tienen bajo impacto ambiental y se pueden reciclar.
Instalación muy sencilla
Los aislantes reflexivos son extremadamente ligeros, flexibles y delgados, lo que facilita enormemente su instalación. Se pueden cortar fácilmente con un cúter o cuchillo para aislamientos y su transporte es muy sencillo, así como su colocación.
Los aislantes reflexivos son una opción innovadora, eficaz y práctica en el mundo del aislamiento térmico. Si estás interesado en adquirir este tipo de producto en Placomat puedes hacerlo, ya que tenemos una amplia variedad en stock de diferentes marcas, nacionales e internacionales. Pregúntanos y te asesoraremos.
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