Fenómenos meteorológicos como lluvia, nieve, granizo… pueden causar desperfectos en las cubiertas de los edificios y construcciones, lo que a su vez provoca todo tipo de problemas en su interior. La impermeabilización de cubiertas es esencial para evitar esto, y por eso es una intervención muy común tanto en obra nueva como en rehabilitaciones.
Qué es la impermeabilización de cubiertas
Las cubiertas son uno de los elementos de las edificaciones más sensibles a los agentes externos. Ya sean cubiertas planas o cubiertas inclinadas, su exposición las hace especialmente vulnerables a goteras, humedades, y todo tipo de filtraciones, que se suelen manifestar cuando el problema ya es relativamente grave. Mientras, el agua ya habrá causado desperfectos invisibles y degradaciones en los materiales de construcción.
La solución a todo esto es la impermeabilización de cubiertas, que no es más que un procedimiento para proteger de forma preventiva estas delicadas zonas de la acción del agua. Esta se lleva a cabo mediante diversos procedimientos, cada uno con sus ventajas e inconvenientes.
Sistemas de impermeabilización de cubiertas
Algunos de los sistemas de impermeabilización de cubiertas más utilizados son:
Láminas bituminosas
Es una solución tradicional y bastante efectiva si se coloca bien. Las más conocidas son las telas asfálticas. Están fabricadas a base de betún, una sustancia negra y moldeable que se ablanda con el calor. Tienen la ventaja de que se adaptan a muchas situaciones, pero las láminas han de ser colocadas sin errores por un profesional para que la impermeabilización quede perfecta. El tiempo de instalación es más prolongado y requiere una protección posterior contra los rayos UV.
Existen láminas bituminosas de todo tipo: adhesivas o de fijación por soplete, según el tipo de cubierta donde se instalen (para cubiertas planas, inclinadas, transitables o no,…), de diferentes gramajes, con distintos acabados (pizarrilla, arena…) y colores (rojo, verde, gris…), con armadura o sin ella, etc.
Láminas de PVC
Duraderas y resistentes a los rayos UV, están fabricadas en PVC y ofrecen gran estabilidad frente a factores atmosféricos.
Membranas líquidas con base de poliuretano
Esta solución se aplica en formato líquido, por lo que es más elástica. Al secarse se forma una membrana continua, sin juntas, muy resistente a inclemencias climáticas y al sol. Para que genere una superficie totalmente estanca debe aplicarse un espesor adecuado.
Membranas líquidas acrílicas
Similares a las anteriores, pero formuladas con resinas acrílicas en base acuosa. Al secar forman una película continua, flexible, con alta capacidad impermeable y resistencia. Pueden incluir fibras como refuerzo o comercializarse sin ellas.
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